Es el centro
comercial y económico de Marruecos -el político y la capital es Rabat- y
también una de las ciudades más turísticas del país, junto a Marrakech o
Tetuán. Viajar a Casablanca es una oportunidad para visitar uno de los enclaves
históricos del norte de África.
Dicen de ella que representa más
que ninguna otra la estética y la cultura más clásica de Marruecos y que si se
quiere conocer a este país limítrofe de España por el norte, hay que visitarla.
Es imagen de la gastronomía más típica y su modo de vida es propio del estilo
de los marroquís. En sus calles, se esconden auténticos tesoros arquitectónicos
que merece la pena descubrir.
Y es que viajar a Casablanca es trasladarse al
oeste de un país que siempre ha vivido mirando al mar. En su puerto se pueden
observar alguna de las puestas de sol más duraderas y mágicas de Marruecos y su
diversidad arquitectónica, acontecida en los siglos XIX y XX, la sitúan como un
destino turístico que nunca defrauda.
Pese a que se
han encontrado vestigios de un pasado muy remoto, Casablanca siempre se ha
considerado un lugar de paso de marineros y mercantes hasta que en el siglo XI,
un pequeño pueblo, los zenetas, acometieron su fundación. Toda una leyenda en
el continente, León el africano, ya la describe en el siglo XV pero como una
ciudad muy pequeña.
Los portugueses
primero y los franceses después fueron los auténticos artífices del despegue de
Marruecos como enclave comercial. Superado el retraso de la Edad Media en el
viejo continente, en 1770 Marruecos es dibujada
con nuevos edificios, entre ellos una
incipiente construcción de mezquitas. La
industria textil del 1800 termina, por fin, por hacer despegar esta ciudad que
no ha dejado de crecer hasta nuestros días.
Desde 1907 hasta
1956, fecha oficial de la independencia del país, Casablanca vive bajo el
protectorado francés y es durante estas cinco décadas donde alcanza su mayor
esplendor arquitectónico y donde el art decó impregna cada rincón de la ciudad.
Viajar a Casablanca es visitar los antepasados que se pueden encontrar en la
avenida Mohamed V, como los cines Rialto, Correos, Le Matin… y diferentes
hoteles de la época como Guynemer o Dehab.
La avenida Mulay
Abdalá, el bulevar Meskini y la avenida Hassan II funcionan como enclave
principal de la ciudad. Descubrir
Casablanca, es dejarse caer por auténticos tesoros como la Catedral del
Sagrado Corazón de 1930, la Kubba con un siglo a sus espaldas, les anciens
abattoirs, Mahkama Pacha, la mezquita de Mohamed V, los jardines de Habbous, el
barrio de Mers Sultan, el parque de atracciones Sindibab, la colina de la
Corniche de Ain-Diab, el boulevard de Anfa, el museo de arte, e marabout de
Sidi Abderrahman y el mercado de Derb Ghallef, entre otros muchos lugares.
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