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domingo, 7 de octubre de 2018

Viajar a Tokelau, una isla en el fin del mundo




Perdida el sur del océano Pacífico, este tranquilo archipiélago es uno de los menos visitados del planeta. Y todo ello, pese a tener en su haber algunas de las playas más paradisiacas y tranquilas que se recuerdan. Pertenece a Nueva Zelanda y esto es lo que te puedes encontrar en ella…

Viajar a Tokelau es hacerlo a una isla es pequeña, apenas 10 kilómetros cuadrados de extensión donde habitan poco más de 1.400 vecinos. Se compone de tres atolones, Atafu, Fakaofo y Nukunonu, conservando el topónimo que ya le dieron sus más ancestrales habitantes procedentes de la Polinesia.  Tokelau significa viento del norte y es que en esta isla, el viento y la naturaleza son la nota predominante y la razón de vivir de sus habitantes.


Dicen de ella que es uno de los rincones más bellos de  Oceanía y es que sus palmeras y su frondosa vegetación a orillas de sus playas azules, le otorgan una estampa digna de las mejores películas de náufragos. 



De economía más bien escasa y aunque depende sí o sí económicamente de Nueva Zelanda, Viajar a Tokelau es comprobar cómo tiene en la pesca y la artesanía algunos de sus más importantes recursos, también la producción de copa o plantaciones de coco, papaya y plátano. Su pujante turismo empieza a despertar pero aún está lejos de la aportación de éste al conjunto económico de la isla como ocurre en otras más concurridas.


 Viajar a Tokelau es también todo un ejemplo de economía sostenible gracias a la energía que recoge del sol y donde 4.000 panales abastecen de energía a sus habitantes. Y todo ello gracias a un proyecto del gobierno central que ha superado los 7 millones de dólares y que supone un paso más en la lucha contra el cambio climático y la preservación de este recóndito lugar. 



Defensora de las costumbres polinésicas más antiguas, Tokelau es también un paraíso para el avistamiento de tiburones y otros reyes del mar, y un lugar idóneo para practicar el surf y dejarse llevar por sus olas, bravas en la época hibernal. Pero, sobre todo, es un lugar donde desconectar y relajarse en la otra parte del planeta.

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