Debido a su
altitud, Cordes-sur-Ciel se encuentra rodeado durante las épocas más frías del
año por una enigmática neblina que le confieren un aspecto enigmático y
sorprendente. Está considerado el pueblo más bonito de Francia o al menos uno
de los más atractivos. ¿Quieres conocer por qué?
Para viajar a Cordes-sur-Ciel tenemos que
trasladarnos a la mitad sur de Francia,
a unos pocos kilómetros de los Pirineos franceses. Apenas viven en él un millar
de vecinos que pueden presumir de residir en uno de los pueblos más bonitos del
país. Se trata de un pueblo medieval, situado sobre un monte con cuatro
murallas concéntricas que protegen un conjunto de calles estrechas y hasta tortuosas
parecidas a un laberinto.
Cordes-sur-Ciel fue fundado en 1222 por Ramón
VII de Tolosa, duque de Narbona, un rico y caprichoso aristócrata amante de las
guerras y auspiciado durante toda su vida por eternos conflictos y disputas. Y
de ahí procede la importancia primitiva de este lugar, Cordes-sur-Ciel como la primera
y la más importante de las ciudades fortificadas de Francia. Una de las ciudades
medievales francesas creadas para recoger las poblaciones que la guerra había
dejado sin vivienda.
Se halla en lo
alto de una loma, aunque su propio nombre lo sitúa sobre el cielo, al que hay
que subir a pie. Los cátaros y la inquisición han marcado su historia hasta
bien entrada la edad moderna lo que propició la salvaguarda de misterios y
leyendas que aún perviven en este pueblo medieval. Algunos de ellos, los que
rodean al pozo del Mercado de 113 metros y su destacable construcción, las
fachadas de las bellas casas góticas, adornadas con esculturas en alto relieve
y que, aseguran, contienen mensajes desconocidos.
Otros misterios
hacen referencia al manuscrito de las Suertes de los Apóstoles (siglo XIII),
que fue encontrado emparedado en la Casa Prunet. Se trata de una recopilación de
oráculos en lengua occitana que se conserva en la Biblioteca Nacional. Y
también, la imagen del dragón que recorre la historia mítica de Cordes, los
nombres de los cursos del agua, la evocación de San Miguel… toda una serie de
símbolos que nadie ha podido descifrar jamás.
Viajar a Cordes-sur-Ciel, el pueblo más bonito de
Francia,
es por tanto viajar a la región de Midi-Pirineos y disfrutar de su festival
medieval de julio, todo un homenaje a la artesanía más antigua de la zona.
También son importantes sus mercados, como el mercado semanal de alimentos, o
durante los meses de verano por la noche los artesanos locales ofrecen sus
productos, desde marroquinería hasta bolsos, joyas y pinturas. Y, por último,
destacar sus deliciosos viñedos, marca propia de esta región de Francia.
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