¿Quién
no recuerda una famosa fábula escrita por los hermanos Grimm donde un
encantador pueblo medieval era invadido por ratones y liberado por un astuto
flautista? El flautista de Hammelin es uno de los cuentos infantiles más
populares y exitosos de todos los tiempos. Y todo un emblema de este pequeño
municipio alemán que cada verano invita a los turistas a disfrutar de las
representaciones de esta historia en sus calles.
Viajar a Hammelin,
en la Baja Sajonia alemana, no es solo vivir de primera mano la historia de
este famoso cuento del siglo XVII. Hammelin tiene un sinfín de atractivos que
merece la pena descubrir y disfrutar de la esencia de un auténtico y encantador
pueblo del centro de la Alemania más tradicional. En él residen apenas 60.000 personas
y el famoso río Weser, uno de los más emblemáticos del norte del país, pasa por
la mitad de sus calles en un largo recorrido que supera los 450 kilómetros.
Hammelin
se encuentra rodeada de bellas y delicadas colinas del sistema montañoso
Weserbergland, situación que le ha permitido desarrollar también un turismo basado en el senderismo y la
explotación de interesantes paisajes. También en los paseos en barca por su
río a la vez que se contempla un marco espectacular donde lo verde es el
verdadero protagonista, acompañando a un pueblo que conserva aún hoy en día un
aire medieval y encantador.
A
la hora de recorrer sus calles, cabe tener en cuenta que visitar Hammelin en
Alemania es recorrer su carismático
centro histórico o Osterstraße y el Pferdemarkt, o mercado de caballos.
Entre ellos, callejuelas amables y tranquilas que incluso conservan suelos
adoquinados y donde la madera forma parte de la arquitectura típica de este
pueblo. Cafés, pequeños restaurantes y terrazas al aire libre para disfrutar,
mejor en verano, de un ambiente agradable y fresco.
Am Markt es la plaza mayor de Hammelin
y el lugar de representación del famoso cuento entre mayo y septiembre a las 12
del mediodía. En ella se encuentran una serie de interesantes edificios como la
Hochzeitshaus, construida entre los años 1610 y 1617 y lugar donde se
realizaban en la antigüedad las fiestas del pueblo. En su fachada, destacan sus
grandes campañas y una ventana de madera donde a las doce del mediodía aparece
un flautista, sus famosas ratas y niños.
También
podemos encontrar la Iglesia de San
Marcos, construida apenas hace sesenta años sobre los restos de otra iglesia
del siglo XI destruida durante la II Guerra Mundial. En su interior, destaca
una vidriera de colores sobre el famoso cuento. Y, por supuesto, la Rattenfängerhaus, la casa del Flautista
de Hammelin y lugar de peregrinaje de los turistas hoy convertida en un
típico restaurante.
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